La enfermedad renal crónica en Panamá, ha prevalecido entre el 12-18%, porcentaje más elevado que los años anteriores, por lo que indica mayor riesgo a padecerla sino cuidamos los riñones.

Como esta es una enfermedad crónica, los síntomas iniciales son escasos y si no hay un adecuado control de salud, los pacientes van a acudir al médico en etapas avanzadas cuando los niveles de desechos del cuerpo se han acumulado por largo tiempo y el desequilibrio de líquidos y electrolitos son tan importantes que se puede producir la muerte o requerir de manera inmediata terapia de reemplazo renal, también conocida como diálisis.

Como investigadores científicos estamos interesados en la necesidad de la prevención de este padecimiento a través del correcto abordaje de los determinantes y factores de riesgo de enfermedad renal crónica. Solo a través de políticas públicas de atención primaria en salud, dirigidas a nivel comunitario con el objetivo de mejorar la salud de las personas, es como puede disminuirse este grave problema de salud pública.

La población en general, puede disminuir los factores de riesgo de desarrollar la enfermedad siguiendo estas recomendaciones:

  • Acudir a controles médicos regularmente, ya que un examen general de orina, puede indicar la coexistencia de un trastorno renal oculto. También, mediante una prueba de sangre, se puede establecer si existe un déficit en la filtración de los riñones.
  • Examinarse periódicamente su presión arterial
  • Reducir el consumo de sal, utilizando la menor posible en su dieta regular.
  • Controlar la ingesta de azúcar, para evitar el daño que puedan causar a los vasos sanguíneos de los riñones. 
  • Evitar las comidas procesadas generadoras de productos tóxicos.
  • Consumo cuidadoso de bebidas alcohólicas.
  • Hacer ejercicios de acuerdo a su condición física. Eliminar el exceso de peso.
  • Alimentación saludable, con una dieta balanceada que incluya pescado o carne roja, frutas, vegetales, cereales integrales, baja en grasas, controlando su ingesta calórica.
  • No fumar
  • Evitar el uso excesivo de analgésicos (antiinflamatorios no esteroideos).
  • Ingerir líquidos para mantenernos hidratados; al menos 8 vasos de agua al día.
  • Promover una vida sana física y mental.

Los especialistas señalan que, si los riñones fallan, el paciente necesitará de un tratamiento para reemplazar las funciones que estos órganos realizan normalmente. Entre las opciones de tratamiento están la diálisis o el trasplante renal, dependiendo de la severidad del caso. Cada tratamiento tiene sus beneficios y desventajas.

La máquina de diálisis bombea la sangre a través del filtro y la devuelve al organismo. Durante el proceso, la máquina de diálisis verifica la presión arterial y controla qué tan rápido: fluye la sangre a través del filtro y se extrae el líquido del organismo

Cambios en la dieta

Aunque la dieta debe adecuarse a la fase en que se encuentre la enfermedad y al estado del paciente, las recomendaciones básicas en caso de insuficiencia renal son:

  • Seguir una dieta baja en proteínas.
  • Restringir el consumo de sodio y potasio.
  • Controlar los niveles de fósforo y calcio.
  • Limitar la ingesta de líquidos si está en tratamiento con diálisis.
  • Consumir alimentos adecuados que compensen los déficits nutricionales que puede ocasionar la enfermedad y que eviten la pérdida de peso.

Aunque el paciente esté sometido a un tratamiento con diálisis, este método no elimina todas las sustancias de desecho como lo hacen los riñones cuando su función no está alterada. Por lo tanto, una dieta adecuada es imprescindible para mantener un correcto equilibrio de electrólitos, minerales y líquidos.

Por: Ivys Castillo

ivysmabel0440@gmail.com


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