La intersección entre el auge de Internet y la persistente pandemia de violencia contra mujeres y niñas ha dado lugar a la creciente emergencia de la violencia digital. Este fenómeno, que tiene consecuencias económicas y sociales de proporciones inimaginables, se ha convertido en un problema mundial de magnitudes alarmantes, según advierten las directrices presentadas por ONU Mujeres y el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará.
La conexión entre las mujeres y niñas en línea y su vulnerabilidad a la violencia de género se ha vuelto innegable. Múltiples investigaciones respaldan la preocupación de que la simple presencia digital de mujeres y niñas las coloca en riesgo de ser víctimas de violencia de género, riesgo que se intensifica cuando participan activamente en debates digitales, en la esfera política o defienden los derechos humanos y la igualdad de género.
La pandemia de COVID-19 aceleró la digitalización, evidenciando que a medida que más mujeres y niñas se sumergen en el ciberespacio, la ciberviolencia de género aumenta. Esto destaca la reproducción de desigualdades estructurales de género en el ámbito digital, un fenómeno que aún no ha sido completamente conceptualizado ni abordado.
La falta de un diagnóstico integral y datos concretos sobre la incidencia de la violencia digital de género a nivel mundial crea un desafío significativo. Las agresiones digitales basadas en el género rara vez se consideran parte de la violencia sistémica que afecta a mujeres y niñas en todo el mundo. Además, la falta de consenso en la definición de la violencia de género digital complica los esfuerzos para abordar el problema de manera efectiva.
En respuesta a esta compleja problemática, organismos como la Comisión Interamericana de Mujeres y ONU Mujeres han iniciado esfuerzos para visibilizar y combatir la ciberviolencia de género. En el ámbito internacional, la Relatora Especial sobre la Violencia contra la Mujer ha identificado esta forma de violencia como una creciente violación de los derechos humanos.
En este contexto, el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará, con el respaldo de ONU Mujeres, se embarca en la tarea urgente de definir estándares sobre los derechos de las mujeres a vivir libres de violencia digital. Este es un paso crucial para abordar un problema complejo y en constante evolución que afecta a mujeres y niñas en todo el mundo. La creación de una estrategia regional para prevenir y combatir la violencia digital es esencial para construir un ciberespacio seguro e inclusivo.
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Itzel Campos/ Foto by Canvas





