Panamá avanza en el desarrollo de un antídoto específico contra venenos locales
El Centro de Investigación e Información de Medicamentos y Tóxicos (CIMET) de la Universidad de Panamá, liderado por la Dra. Hildaura Acosta de Patiño, ha logrado importantes avances en la creación de un antídoto específico contra el veneno del escorpión Tityus cerro azul. Este proyecto, desarrollado en colaboración con la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) y expertos internacionales, busca atender un problema de salud pública urgente en el país.
Una de las novedades más importantes es el registro de una patente basada en toxinas recombinantes, desarrolladas en conjunto con la Universidad Nacional Autónoma de México. Estas toxinas permiten crear un antídoto altamente eficiente, adaptado a las características del veneno de esta especie, que representa un grave riesgo para la población, especialmente en niños. Según la Dra. Costa, aunque no hay una fecha exacta para su finalización, el desarrollo ha avanzado significativamente en los últimos años.
El veneno del Tityus cerro azul no solo es altamente tóxico, sino también más ampliamente distribuido en Panamá de lo que se pensaba. Esto subraya la urgencia de contar con un antídoto que pueda ser producido localmente y distribuido de manera efectiva en las áreas más vulnerables. Además, el equipo de CIMET trabaja en una estrategia que permita reducir la dependencia de antídotos importados, haciendo a Panamá más autosuficiente en la atención de estas emergencias.
Panamá tiene la mayor incidencia de mordeduras de serpientes en América Latina y ocupa el segundo lugar en mortalidad por estos casos, después de México. A pesar de los avances médicos, muchas víctimas sufren secuelas graves, como amputaciones y discapacidades permanentes. Por ello, la creación de un antídoto específico no solo salvará vidas, sino que mejorará la calidad de vida de los afectados y reducirá los costos asociados a tratamientos tardíos o ineficaces.
La investigación del CIMET no solo se enfoca en salvar vidas mediante el desarrollo de antídotos, sino también en explorar los posibles usos biomédicos de las toxinas. Esto abre la posibilidad de nuevos medicamentos derivados de estos estudios, fortaleciendo el papel de Panamá como líder regional en biotecnología y salud pública.
Con el respaldo de instituciones clave como SENACYT y la Universidad de Panamá, así como la reciente implementación de leyes que favorecen este tipo de investigaciones, el país está más cerca que nunca de contar con un antídoto específico para tratar las picaduras de escorpión. Este esfuerzo marca un antes y un después en la lucha contra las enfermedades asociadas a animales ponzoñosos en Panamá.





